Mamiblogueando

Una amiga cuentista, en la acepción más positiva y literal de la palabra, me contó que el número 3 es el número mágico de toda buena historia: 3 son las partes en las que se divide (introducción, nudo y desenlace), 3 las pruebas/situaciones que habitualmente tiene que afrontar/superar el/la protagonista (Ricitos de Oro probó las sillas, la comida y las camas de los 3 ositos), 3 son los deseos a pedir si se aparece un genio maravilloso,...

¡¡¡FELICES FIESTAS!!!

Está claro que si algo trae la Navidades consigo es ese placer encontrado en el dar y en el recibir. Qué duda cabe de que esto es como la operación bikini, que lo deseable es hacer de ello un hábito, pero "una vez al año, no hace daño" Así que aprovecho la ocasión para difundir dos maneras de poner en práctica nuestra vena más solidaria y altruista:

Hace una semana fui protagonista de un momento de película. Una película que, lejos de romanticismos pastelosos, podía haber sido la "intro" de un dramón de serie B de Antena 3. Hace una semana, estando con mi madre, mi hermana pequeña y la fierecilla en un centro commercial,  viví los cinco minutos más largos de mi vida.

Lo reconozco la Navidad es una época del año que me chifla: sus luces (ahora que existe el led, te pueden gustar y ser eco ;oP), sus sonidos (cascabeles, villancicos, panderetas,...), sus buenos deseos (saludar a todos/as a voz de "¡feliz navidad!" es una de mis costumbres favoritas), sus innumerables propósitos de fin de año (aspiraciones de mejora que entretienen a la par que se olvidan -o no-),...

Se me acumulan los temas sobre los que escribir y me falta tiempo para hacerlo, pero de repente las casualidades (si es que existen) vienen en forma de recordatorio o inspiración para traer al presente aquello que con el trajín diario queda relegado al "paraluego".