La vie en rose.

Mi padre y abuelo de la fierecilla es muy sabio. No es una persona locuaz, pero siempre habla con conocimiento de causa. Curiosamente, estos días vengo acordándome de una de sus citas dignas de enmarcar: "las personas maduramos y crecemos a medida que superamos adversidades o visicitudes y los niños/as no son una excepción".

Sin duda los tiempos cambian y la crianza ya no es la que era cuando las familias tenían 10 hijos/as a los que criar y adiestrar a voz de mando, ¡ar!. Pero de la decena hemos pasado a la unidad y con ello a la exclusividad más peligrosa. Y es aquí cuando la crianza con apego mal entendida puede acabar en una nunca deseada sobreprotección. Por mucho que nos duela a los progenitores, nuestra gran labor es preparar a nuestros hijos/as a disfrutar y vivir la vida en toda su esencia, gozando de los buenos momentos y sobreponiéndose ante los no tan buenos. Hay que enseñarles a compremeterse con la vida y a que hay que estar a las duras y a las maduras porque ésta, lejos de ser color de rosa, es multicolor.


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